lunes, 28 de enero de 2013

Resumen del Tiempo de las Tribus


EL TIEMPO DE LAS TRIBUS
EL AURA ESTÉTICA:

 Se habla sobre el problema del individualismo, o como una forma derivada que es narcisismo, se halla en el centro de numerosos libros artículos, tesis pero desde un punto de vista psicológico, histórico, sociológico o político, esto como un paso obligado para saber sobre lo que es la modernidad y aún más cuando el individualismo se convierte en la manera explicativa de artículos periodísticos, discursos políticos, propuestas moralistas y que difunden un conjunto de pensamientos convencionales y un tanto catastróficas sobre el ensimismamiento, sobre el fin de grandes ideales colectivos, que talvés no este destinada a durar mucho tiempo y corre el riesgo de disfrazar o negar nuevas formas sociales que se dan en nuestros días.
El autor va abordar en parte el tema del individualismo pero lo esencial es que quiere indicar, describir y analizar las configuraciones sociales, la masa indefinida, el pueblo sin identidad o el tribalismo, con la figura emblemática de Dionisio.

Según Becker nos dice que el individualismo es un bunker obsoleto y como tal merece ser abandonado, y que está en congruencia con aquel saber antiguo que hace que cada individuo el simple punctum de una cadena ininterrumpida o incluso de una multiplicidad de que hace que cada quien un microcosmos, cristalización y expresión del macrocosmos general. (Haciendo una idea de la persona, de la máscara que puede ser cambiante y que sobre todo se integra a una variedad de escenas de situaciones que sólo tienen valor por ser representadas frente a otros.
En el paradigma estético  (sentir común) menciona que mientras en la lógica individualista descansa sobre una identidad separada y encerrada en sí misma, la persona no tiene valor más que por su relación con los demás. Gilbert Durand habla de una potencia de impersonalidad que solo permite existir en la mente de los demás como por ejemplo en un mito en el que participó héroes, santos o figuras emblemáticas, pero son de cierto modo ideales – tipo, formas vacías, matrices que permiten que cada quien reconocerse como tal y comulgar con los demás. Por ejemplo la fé cristiana se puede creer en los diversos  santos pero todos ellos tienen a un ser supremo que es Dios  y así la creencia de estas de todas  estas personas forman un sentimiento en común. Se puede decir entonces que hay momentos en los que lo divino social toma cuerpo por medio de una emoción colectiva. , son los numerosos ejemplos de la vida cotidiana que se pueden ilustrar el ambiente emocional secretado por el desarrollo tribal.
Para el autor la comunidad emocional es una categoría es decir que nunca existió como tal, las características a estas comunidades emocionales son su carácter efímero, la composición cambiante, la ausencia de organización y la estructura cotidiana pero de allí que se desprender una emoción compartida y la comunalización abierta suscita una multiplicidad de grupos que llegan a construir una forma de un lazo social.

Desde un punto de vista sociológico sobre los trabajos de Mario Perniola la estética del nosotros es una mezcla de indiferencia y de energía puntal, lo que caracteriza a la potencia impersonal de la proxémica. Durkhein habla de la naturaleza social de los sentimientos y de destacar su eficacia, dice, nos indignamos en común, evoca claramente la proximidad del barrio y su misteriosa fuerza atractiva y expresa la pasión en donde se elaboran las creencias comunes o simplemente se busca la compañía de los que piensan y de los que sienten como nosotros y que pueden aplicarse a múltiples objetos y destacan el aspecto insuperable del sustrato cotidiano. La emoción colectiva es algo encarnado algo que se desarrolla en el conjunto de facetas, es decir una mezcla de grandezas y bajezas, de ideas generosas y pensamientos mezquinos, de idealismo, en suma del hombre.

A la sensibilidad colectiva sea cual fuera el nombre que se le dé (emoción, sentimiento, mitología o ideología), al superar la atomización individual crea una especie de aura que va a especificar tal o cual época y así tenemos por ejemplo el aura teológica de la edad media, el aura política del siglo XVIII o el aura progresista del siglo XIX. Y se puede decir que lo que caracteriza a la estética del sentimiento no será una experiencia individualista o interior sino algo que por su misma esencia es apertura para los demás, al otro, apertura que connota el espacio lo local la proxémica que se juega el destino común y es lo que permite establecer un vínculo estrecho entre el aura estética y la experiencia ética.


EXPERIENCIA ÉTICA:

La historia puede promover una moral (una política), mientras que el espacio puede favorecer por su parte una estética y secretar una ética. Parecería que en la actualidad estuviera produciéndose una evolución en vías de extinción así desde pequeños agrupamientos productivos que según Silicon Valley lo llamo grupismo que por ejemplo en las empresas japonesas se percata de una tendencia comunitaria que puede correr a la par con  la alta operatividad tecnológica o económica, considerando a A Benque puentualiza que el grupismo se diferencia del gregarismo por el hecho de que a cada uno de los miembros del grupo, conscientemente o no se esfuerza ante todo por servir al interés del grupo en vez de buscar simplemente refugio en él. Desde una perspectiva formista ,la comunidad se caracterizará menos por un proyecto orientado hacia el futuro que por la realización de la pulsión del estar juntos, haciendo referencia a la vida cotidiana como darse calor, codearse, rozarse, pueden ser éstas tal vez el fundamentos más simple de la ética comunitaria.

El ideal comunitario se encuentra en la ideología populista y más tarde en la anarquista cuya base es precisamente el agrupamiento proxémico, para los rusos Bakulunin y Herzen la comunidad aldeana constituye la base misma del socialismo en marcha. F. Venturi en su libro sobre el populismo ruso del siglo XIX señala la conexión que hay entre estas formas sociales y la búsqueda de una moralidad diferente pero más allá de su todo conjunto social posee un fuerte contenido de sentimientos vividos en común y son estos los que suscitan está búsqueda de una moralidad diferente que el autor prefiere llamarla experiencia ética.
Por otro lado la oposición clásica dice que la sociedad se halla orientada hacia una historia que está por hacerse mientras que la comunidad agota su energía en su propia creación, es esto lo que permite establecer un nexo entre ética comunitaria y la solidaridad y uno de los aspectos llamativos de este nexo es el desarrollo del ritual que es repetitivo su única función es que consiste en confortar el sentimiento de sí mismo en un grupo dado. En el ritual se ve una solidaridad y como lo indica L. V. Thomas implica la movilización de la comunidad, el ritual por su repetitividad asegura el perdurar del grupo.

Vivir la propia muerte cotidiana podría ser el resultado de un sentimientos colectivo que ocupa un lugar privilegiado en la vida social y esta sensibilidad común es la que favorece un ethos centrado en la proximidad. G. Le Bon se habla que las reglas derivadas de la equidad teórica pura no pueden conducir las muchedumbres ya que generalmente la impresión juega un papel no desdeñable. Lo que equivale decir que la justicia misma está subordinada a la expresión cercana y que la justicia abstracta y eterna está relativizada por el sentimiento (sea éste de amor o de odio) vivido en un territorio dado.

La sensibilidad común proviene del hecho de que participamos o correspondemos en el sentido amplio y tal vez algo místico en un ethos común, para formular una ley sociológica lo que se privilegia no es tanto aquello a lo que cada quien va a adherir voluntariamente si no a lo que es emocionalmente común a todos.
Esto es la experiencia ética, lo que traduce el resurgimiento del orden falsamente moral, pues pretende racionalizar y universalizar reacciones o situaciones precisas y presentarlos como apriorismos y lo que realmente es que su fuerza es el hecho de hallarse completamente ligadas a una sensibilidad local y es solo a posteriori que se encadenan formando un efecto de estructura global. Como decía Walter Benjamín la sensibilidad colectiva proveniente de la forma estética desemboca en una relación ética, y cabe insistir en ello ya que éstos adoptan las formas más diversas a veces se manifiestan de manera macroscópica informando los grandes movimientos de masa como x ejemplo las cruzadas, las revueltas o las revoluciones políticas y económicas o a veces se hacen de manera microscópica sea como fuera trata de un aura cuyo orbe más o menos extendido y sirve de matriz a esa realidad que es la socialidad.

La comunidad emocional, la categoría orgiástico – extática o aquello que el autor llama la forma dionisíaca esta salida de sí mismo, es el éxtasis que se halla en la lógica del acto social. Todo esto para dar un término que el autor quiere emplear que es el de Tribu o de Tribalismo y de este modo insistir en el aspecto del compartir sentimental de valores o ideales y que se encuentran bajo modulaciones diversas de experiencias sociales, un ejemplo de estos es el pueblo judío que vivió intensamente el sentimiento colectivo de la tribu lo que no le impidió a los largo del tiempo asegurar su permanencia de valores en generales y cosmopolitas, una religión tribal que le permitió resistir la asimilación de modos de vida tribales que fundaron su comunidad de destino y una sexualidad tribal que garantizó su perdurar por medio de múltiples vicisitudes que sufrió.
Se puede decir que los valores tribales son los que en determinados momentos caracterizan una época. El momento tribales algo que se perfecciona, se prueba, se experimenta antes de emprender el vuelo hacia una mayor expansión en este sentido la vida cotidiana podría ser lo que permite comprender como la vivencia y la experiencia compartida permiten que se lleve a cabo la transmutación la nada o el casi nada se convierte en una totalidad los rituales minúsculos se invierten hasta convertirse en la base de la socialidad.
Se puede decir entonces que la ética es en cierto modo el cimiento que va a reunir los diversos elementos de un conjunto dado. Y de está ética cotidiana al ser una expresión de la sensibilidad colectiva nos introduce de lleno en la vida de las tribus que en su conjunto constituyen la sociedad contemporánea.

LA COSTUMBRE:

Evoca lo trivial la vida de todos los días en suma la costumbre según G. Simmel es una de las formas más típicas de la vida social. La costumbre determina la vida social, nos vemos así remitidos a una acción duradera que inscribe profundamente en los seres y las cosas, la manera de ser con los demás en este sentidos después de la estética (el sentir en común) y la ética (la argamasa colectiva), la costumbre es una manera de caracterizar la vida cotidiana de los grupos contemporáneos.

La costumbre es el conjunto de los usos comunes que permite que el conjunto social se reconozca por lo que es, la costumbre es lo no dicho el residuo que funda el estar juntos que parte de una existencia social, la duplicidad, la astucia, el querer vivir se expresan por medio de una multiplicidad de rituales, de situaciones, de gestualidad, de experiencias que delimitan un espacio de libertad.

El autor considera que al conjunto dado desde el microgrupo hasta la estructuración estatales una expresión de lo divino social, pero según diversos historiados y religiosos han demostrado que lo sagrado es algo misterioso, atemorizante, inquietante y que conviene contentarlo, negociar con él y las costumbres son lo mismo. Se puede decir que al igual que el ritual litúrgico torna visible a la Iglesia, la costumbre hace por su lado que una comunidad exista como tal.
La plazoleta, la calle, la tienda, el café, los quioscos, etc son las diversas manifestaciones de triviales de la socialidad, es lo que suscita el aura específica de tal o cual barrio. Gilbert Durant llama trayecto antropológico y que se trata de una conexión que hay entre las grandes obras de la cultura y esta cultura vivida, al día constituye la argamasa de toda vida societal, como se ve se trata de que la sensibilidad colectiva tienen bastante o poco que ver con el dominio económico-político que ha caracterizado a la modernidad, esta sensibilidad se vive en el presente, se inscribe en un espacio dado y de este modo produce cultura cotidianamente.

En esta comprensión de la costumbre como hecho cultural, permite apreciar la vitalidad de las tribus metropolitanas y que estas secretan un aura (la cultura informal) en el que todos nos hallamos inmersos y que todo esto nos llevar a la proxémica. Por ejemplo en la antigua sabiduría popular dice que la vida es dura con los pobres, y que el dinero se gana fácilmente y que por tanto hay que prestarse ayuda mutua, pues más allá de la democracia hay un efecto de una simbólica común. Desde una dimensión socioampropológica se ve la íntima relación que existe entre la proxémica y la solidaridad de cierto modo la ayuda mutua puede hacerse recíproco el día que lo necesite de esta manera todos se hallan incluidos en un proceso de correspondencia de participación. Bajo sus diversas modulaciones la palabra compartida, el secreto compartido es la principal argamasa de toda socialidad.

Este sentimiento colectivo de fuerza común se trata de la convivialidad: de espacios públicos que son regiones abiertas en general como en la eucaristía cristiana hay la unión de los fieles y la unión con Dios es así como en el hecho de tomar un café con alguien, al dirigirme al prójimo, es la deidad a quien me dirijo y vemos así a lo que reúne lo divino, el conjunto social y la proximidad. Y cabe recordar que lo divino es extraído de las realidades cotidianas que se elabora poco a poco en el compartir de gestos  simples y rutinarios en este sentido en que el hábito o la costumbre sirven para concretar la dimensión ética de la socialidad.
La expresión de una emoción común hace que nos reconozcamos en comunión con los demás y habría que ver si los medios de comunicación va a favorecer dicha sensibilidad. La comunicación da la estructura de la realidad social, se puede ver que la costumbre es una de sus modulaciones, con el predominio de la actividad comunicacional el mundo es aceptado tal y como es lo que permite a lo que en otra parte se lo a llamado dato social, de ahí que surge la relación que se puede establecer entre la costumbre y la comunicación, el dato social con el cual cada uno contará de ahí el compromiso de unos con otros y a esto el autor lo llama tribalismo.

Por ultimo cabe resaltar dos países Brasil y Japón como ejemplo que no han hecho del individualismo el fundamento de su desarrollo que tienen una vitalidad innegable y ejercen una fascinación que parece va a perdurar cuyo prototipo es esencialmente rituálica y su estructura es la tribu (o el reagrupamiento orgánico) y que estos son polos de atracción del imaginario colectivo y esto desde un punto de vista existencial, económico y cultural. Estos ejemplos se dan para indicar como alternativa al principio de autonomía y que este principio contraviene al modelo activista que construye la modernidad.
De hecho al periodo de desencantamiento el mundo menciona que estamos asistiendo a un verdadero reencantamiento del mundo digamos que ante unas masas que se difractan en tribus o ante tribus que se incorporan en masas, dicho reencantamiento utiliza como principal cimiento una emoción o sensibilidad vivida en común.







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